Como cada trimestre, desde hace ya varios años, escribo un artículo para la Revista Aula de Innovación de la Editorial Graó, en su sección «En Voz Alta» junto a mis compañeros José Blas García y Coral Elizondo. 

En esta edición nº 309 de la #RevistaAula, he querido escribir sobre aquellas situaciones en las que la falta de dotaciones de recursos para la atención a la diversidad en los centros llevan a muchos directivos a tomar medidas que afectan a la vida de personas en pro de mantener la poca dotación de que disponen.

imagen del artículo publicado en la revista
Revista Aula Innovación Educativa Nº 309

Dotación de Recursos o Proyectos de Vida

Un docente, llegado el final de etapa de infantil, recomienda en su informe final, que un alumno con NEE sea escolarizado en primero de primaria, junto a sus compañeros y compañeras, y en la tutoría final del curso, así se lo traslada a sus padres; pero el centro ya tiene otros planes para él.

Ya sabíamos de prácticas en las que un alumno es “obligado” a repetir curso, aun teniendo lo justo en sus calificaciones para poder pasar, para que no se pierda una línea en el curso. Digamos que se fuerza a suspender hasta justificar la repetición.

Pero en esta ocasión se trata de una práctica más enrevesada en nuestros centros educativos: proponer escolarización en aula de educación especial (AEE en adelante) para no perder dotaciones asignadas al aula.

En algunos casos se trata de que se mantenga la ratio mínima del aula; de esta forma, si un AEE tiene que tener un mínimo de cinco alumnos/as, por ejemplo, pues se “fuerzan” las necesidades educativas especiales de algún otro alumno para que se cumplan los cupos, aunque este alumno o alumna no fuese candidato al AEE. El informe de Evaluación Psicopedagógica recoge algunos aspectos de sus dificultades que se han magnificado, o se proponen apoyos y ayudas que, en teoría, un centro educativo solo podría ofrecerla si dispone de un aula de educación especial.

En otros casos, también se propone la escolarización de otro niño o niña porque escolarizarlo en aulas ordinarias, supondría que en el centro se pierde un monitor/a, educador/a o como cada Comunidad lo denomine. Se justifica en que, si este niño necesita asistencia del citado profesional en el aula ordinaria, y el centro solo dispone de un monitor/a que atiende en exclusiva al AEE, entonces tendría que estar compartido, con el lógico detrimento de ayuda en esta aula especial, ya que la Administración “no nos va a enviar a ninguno más”.

Conozco casos en los que los propios tutores han sido recriminados en público, por parte de la dirección del centro y durante los claustros, por “aconsejar”, en sus informes, y a familias, que sus hijos vayan a aulas ordinarias. Incluso se les llama a la sensatez por no pensar en el perjuicio que tendría para el centro que ese alumno/a asista al aula con sus compañeros y compañeras. Se les sitúa en una posición de absoluto desconcierto donde se le cuestiona la labor profesional bajo una ética muy dudosa. 

Debemos frenar de una vez por todas estas situaciones. Los alumnos y alumnas con NEE no son piezas de un puzle que se quitan o se ponen para que todo funcione. Son personas que tienen su propio proyecto de vida y a las que nada les importa si se pierde o no se pierde un recurso, solo quieren ser felices.

Proponer una modalidad de escolarización tan exclusiva se convierte en una situación muy difícil, por no decir imposible, de revertir para ese alumno o alumna. Es una decisión que condicionará el resto de su vida como estudiante, y como persona. Quizás la dotación extra la consiga mantener un año más el centro educativo en cuestión, pero la etiqueta que se le pone a este alumno/a será casi imposible de eliminar.

Pensemos… ganamos un recurso para un curso más

vs

etiquetamos a una persona para toda su vida.

Si se pierde en el centro un recurso, que se pierda; si se tiene que cerrar un AEE por falta de cupo, que se cierre; y si no queremos que esto ocurra, se protesta, se exige, se reajusta, se solicita… Denunciamos lo que haya que denunciar y ante quien tenga responsabilidades, pero no juguemos más con las vidas de las personas. Creo que la Administración es conocedora de estas prácticas y las consiente porque mientras esto siga sucediendo, no tendría que proponer dotaciones extraordinarias para atender a los centros. Todos hacemos la “vista gorda” y nos vamos a dormir tranquilos por la “estabilidad” de nuestro centro educativo, pero ese alumno/a y esa familia, no van a dormir tranquilos durante toda su vida escolar.

Mi más sincero agradecimiento y apoyo a este docente que fue recriminado en su claustro por hacer lo que su conciencia, su saber pedagógico y docente, y su capacidad profesional le pedía que hiciese.

GRACIAS, MAESTRO O MAESTRA QUE MIRAS A LAS PERSONAS POR ENCIMA DE LOS RECURSOS.