Aprendices Autónomos y Aprender a Aprender
En el número 294 de la Revista Aula de Innovación Educativa de Graó, he publicado un artículo sobre la competencia de Aprender a Aprender que tanta importancia ha adquirido en el proceso de aprendizaje de nuestro alumnado durante el confinamiento de la pandemia.
Durante este confinamiento he tratado de aportar ideas sobre cómo podemos trabajar las Funciones Ejecutivas y los Procesos Metacognitivos con nuestro alumnado desde una situación de teledocencia.
En este post os recojo el artículo publicado en la revista y le añado un Genial.ly que os puede ayudar a comprender mejor todo el proceso. Todo el trabajo que os comparto hoy ha sido elaborado con la siempre inestimable colaboración de José Blas García y es fruto de nuestras continuas reflexiones, aplicación en el aula y valoración de todos los procesos vividos durante los meses de confinamiento.
Aprendices Autónomos
Si hay algo que esta pandemia nos ha enseñado es a potenciar el valor de la auto-regulación de nuestro alumnado como forma de conseguir una autonomía en el aprendizaje suficiente como para salir adelante sin el apoyo constante y continuo del docente como guía y mediador, como facilitador de ayudas para el control de las propias funciones ejecutivas.
Es éste, sin duda, uno los elementos que más repercusión ha podido tener para delimitar una nueva forma de dificultad del aprendizaje que, aunque siempre ha estado presente, nunca se ha visibilizado tanto como en esta situación de confinamiento en la que se ha desprovisto al alumnado de ese guía mediador y facilitador.
Las guías y facilitaciones docentes inciden en la mayor dependencia del alumno hacia el docente para llevar a término una tarea o actividad. Y esta dependencia oculta un aprendizaje que debería haber sido planificado y programado de forma expresa y visible. Un aprendizaje recogido en nuestro currículo bajo el manto de la Competencia para Aprender a Aprender e incorporado en numerosos criterios de evaluación como desempeños a valorar en nuestros modelos didácticos. Esa definición imprescindible de contenidos “actitudinales” que apelaban al interés, toma de consciencia, sentido crítico o analítico, o reflexión, han sido considerados como elementos superfluos y con poco interés didáctico de aplicación real al aula, siendo absolutamente absorbidos por una cantidad ingente de conceptos, hechos, principios que de poco les están sirviendo ahora al alumnado en esta nueva situación.
Tenemos alumnos y alumnas que saben perfectamente leer y escribir, que te recitarían de memoria la clasificación de los seres vivos o te expondrían un listado de elementos poligonales sin bacilar, pero que se encuentran sin herramientas para organizarse, planificarse, monitorearse o mostrar flexibilidad ante los cambios.
Sin embargo, pocas veces hemos programado estos aprendizajes dejando así que su adquisición por parte de los discentes se aborde apelando a la propia capacidad autodidacta del discente. Pero no todos ni todas tenemos esa capacidad sin haber sido trabajada de forma expresa, y mucho menos sin haber sido traída al plano consciente con estrategias metacognitivas.
La falta incorporación expresa de objetivos de aprendizaje que desarrollen la capacidad de planificarse, de inhibirse de estímulos e informaciones irrelevantes y de controlar la atención y las estrategias memorísticas, o controlar los tiempos de ejecución y monitoreo, se ha convertido en un gran lastre para muchos y muchas alumnas. De repente, de un día para otro, han tenido que tomar decisiones propias, han tenido que regular sus tiempos de trabajo diario, decidir qué actividades o tareas realizar antes, definir secuencias de tiempo adecuadas a la complejidad de las demandas, decidir qué información es más importante que otra, o saber rectificar cuando se detectan errores.
Y muchos pensaremos que esas funciones de ejecución de tareas las hemos trabajo sistemáticamente en clase, ofreciendo horarios, rutinas, algoritmos o estructuras de trabajo pautado o secuenciado. Y es cierto, pero si en todas estas tareas no les hemos enseñado a traerlas al plano consciente para que sepan por qué se debe planificar de esta forma, cuándo es importante usar estrategias concretas, o por qué es relevante pararse para revisar lo que va haciendo, lo que estamos haciendo, es convertir al alumnado en un mero repetidor de procesos mecánicos de ejecución. Y es muy probable que resulten efectivos en la práctica del aula con la supervisión hetero-reguladora del o la docente, pero se vuelven poco eficaces en situaciones en las que el alumno alumna necesita ser autónomo y tomar sus propias decisiones ante situaciones nuevas.
Para ayudar al profesorado en este trabajo, José Blas García y yo elaboramos este Genial.ly que nos ofrece un marco de trabajo en el que tenemos presente las Funciones Ejecutivas (columna de la izquierda) y los Procesos Metacognitivos (columna de la derecha) cuando diseñamos una tarea con actividades/ejercicios (columna central).
Siguiendo el Diseño Universal para el Aprendizaje, hemos querido incorporar pautas y puntos de verificación desde un plano vertical, en el que cuando diseñamos los modelos didácticos tenemos que atender a la accesibilidad de los mismos; cuando pensamos en ayudar al alumnado a potenciar sus Funciones Ejecutivas, estamos facilitándole la construcción de su propio aprendizaje; y cuando les hacemos traer al plano consciente todos estos procesos, estamos ayudándoles a internalizar y transferir sus aprendizajes.
Seguro que con todo lo expuesto, los docentes seremos capaces de monitorear nuestros diseños didácticos, inhibir elementos innecesarios y planificar secuencias para aprender a aprender sin el control y la supervisión y la facilitación de los contenidos conceptuales recogidos en los libros de texto.
Me ha parecido muy interesante esta entrada y estoy muy de acuerdo en la necesidad urgente de trasladar esta competencia a las aulas de forma prioritaria junto con la educación emocional. En este sentido hay diferentes modelos sobre aprendizaje autorregulado, pero el modelo didepro (J. Fuente y F. Justicia) subraya precisamente la importancia de asumir un proceso de enseñanza Autorregulado que promoverá un proceso de aprendizaje en el alumno autorregulado, estableciéndose una relación interactiva y de regulación entre ambos procesos. Es fundamental enseñar al alumnado el “camino cognitivo”, que es necesario realizar para llegar a una determinada tarea así como evaluar tanto el proceso de enseñanza como de aprendizaje, evaluamos muy poco el impacto de lo que hacemos;. hay escalas que evalúan este aprendizaje autorregulado. En mi opinión este aspecto junto con la educación emocional son prioritarios en el proceso de enseñanza. – aprendizaje.
Muchas gracias, Manuela por tus aportaciones al post Efectivamente, ambos modelos se complementan, y quizás en el modelo de confinamiento que hemos vivido, es de especial importancia estar preparado para autoregularse en el proceso de aprendizaje. Gracias por la fuente.
Felicitaciones, me parece interesante la propuesta. Acá en Perú tenemos una competencia transversal de gestión del aprendizaje, que a través de tu investigación-publicación me ayuda a poder planificarla en mi labor docente. Gracias.
He llegado a este blog gracias a las últimas jornadas de Vallalexia, y me ha resultado muy muy interesante y útil para los profesionales que estamos en la educación y apostamos por generar un cambio. Esta entrada en sí me sirve mucho, puesto que estoy desarrollando mi Trabajo Fin de Master del MAES justamente sobre esta temática, analizando la nueva situación de covid y la necesidad de desarrollar habilidades de aprender a aprender.
Gracias por el contenido!
Hola Belén.
Me alegra que te guste. Pronto habrá más entradas relacionadas con esta temática. Saludos
Es importante darle al estudiante la oportunidad de poder el mismo crear hábitos que le permitan su desarrollo y formación. Me gustaría compartir también algunas técnicas que ayudan a aprender a aprender que de seguro le pueden ser muy útiles al estudiante y a cualquier docente….Saludos Atte. Profe Eric L González S!